Esto data de 1953. A los 62 años George Adamski publicó su libro titulado “Los platillos voladores han aterrizado”, en el cual afirmaba que había tenido un encuentro cercano con un extraterrestre en el desierto de California.
Y aunque después de haber dado testimonio de su experiencia muchos otros contactos animados quizás por tal acto de valor decidieron aportar sus vivencias con seres de otros mundos, Adamski se consideró como el primer hombre que aceptaba haber tenido su primer avistamiento en el año de 1946, y por supuesto fue publicado como el primer contacto entre un hombre y un extraterrestre.
El encuentro aparentemente ocurrió la tarde del jueves 20 de noviembre de 1946, aproximadamente a 16 kilómetros del desierto de Arizona.
El encuentro también fue presenciado por dos familias más, los Williamsons y los Baileys. Dichas familias reportaron a la prensa de aquella época que habían sido testigos del hecho aproximadamente a una distancia de un kilómetro.
Adamski estaba observando y fotografiando un platillo volador de aproximadamente 11 metros de diámetro cuando notaron que un hombre se acercaba a él. El hombre media aproximadamente 1.67 mts. de altura y se veía de aspecto joven.
Adamski posteriormente dio mayores datos sobre su interlocutor diciendo que tenía una hilera perfecta de dientes blancos, y ojos verdes que inspiraban tranquilidad, cabello rubio y largo hasta los hombros y usaba un traje de una sola pieza y calzaba unas suaves sandalias.
Recuerda Adamski que ambos usaron un lenguaje de telepatía para comunicarse y fue así como supo que el extraño ser procedía de Venus. En aquellos días en que él dio a conocer su historia se manejó que el planeta Venus era similar a la Tierra y que ahí se producía una raza idéntica a la de nuestro planeta, pero tiempo después otros análisis indicaron que, debido a la conformación atmosférica del planeta Venus, ningún ser podría vivir ahí confortablemente.
El extraterrestre –quien dijo llamarse Orthom – aparentemente creía en Dios, sentía que él y su gente seguía un devoto patrón muy parecido al de nosotros en cuanto a religión y se preocupaban por todo lo que concernía a nuestro planeta incluyendo los problemas de radiación atómica.
El contacto fue el primero de muchos otros; durante su primer encuentro le dio a su amigo extraterrestre un rollo sin usar, mismo que en el segundo encuentro fue entregado por este a Adamski cubierto con indescifrables jeroglíficos.
En 1965 Adamski y Madeleine Rodeffer filmaron en película de 8 milímetros el platillo volador de procedencia marciana en Maryland USA cuya autenticidad hasta estos días ha sido cuestionada por expertos, no sin considerar que pocas fotografías han sido reales como las que tomó en esa época Adamski.
El mismo Adamski sabía que sus experiencias eran controvertidas, y alguna vez admitió que “para los pensadores superficiales la conclusión puede ser que tuve un sueño muy original o que inventé todo eso para hacerme rico a través de la ciencia-ficción. Puedo asegurarles a muchas personas que nada es más fuerte que la verdad”, dijo.
Y aun cuando durante muchos años, sobre todo en Estados Unidos, se cuestionaba la autenticidad de Adamski, la enciclopedia titulada “UFOS” (ovnis) escrita por Spencer le otorga un lugar sobresaliente, de primera página en la edición del año de 1992, dejando un poco al público la última opinión. Sin embargo, expertos en el asunto dicen que algo muy importante debió haber ocurrido a George Adamski, ya que sus restos descansan en el cementerio de Arlington, lugar donde sólo reposan los restos de los héroes norteamericanos.
Por cierto en la década de los setentas, Adamsky visitó en dos ocasiones las ruinas de Chichen Itzá en busca de evidencias de ovnis, aunque en ese entonces su visita no causó tanto revuelo.